El esqueleto del niño presenta características anatómicas, fisiológicas y biomecánicas que lo diferencian del adulto y hacen posible que aparezcan fracturas específicas que sólo aparecen en ellos, tal como la fractura en rodete, tallo verde y deformidad plástica (ver fotos)
El tratamiento cerrado es desde tiempos clásicos el de elección y, tras las maniobras de reducción, la inmovilización en vendaje enyesado es el método más utilizado. Se analizan los tipos, ventajas e inconvenientes.
El tratamiento abierto quedaría limitado a fracturas que requieren reducciones anatómicas, fracturas asociadas a otras lesiones viscerales o polifracturados y aquéllas en las que representaría una clara ventaja respecto al tratamiento cerrado.
La remodelación de fracturas mal consolidadas es un fenómeno relativamente frecuente al utilizar el método cerrado. Se analizan sus tipos, causas y los factores que contribuyen a su corrección.
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